sábado, 27 de septiembre de 2014

ENTRE LA OBJETIVIDAD, NEUTRALIDAD Y LA HONESTIDAD PERIODISTICA

Desde la década de los 60 del pasado siglo, se introdujo en la comunicación y la formación del periodismo el mito de la objetividad, proveniente de la escuela norteamericana. Desde entonces, el periodismo objetivo es promovido y defendido, tanto por empresarios, como por las y los obreros de la información. Pero, ¿en qué consiste la objetividad de la información? ¿Existe realmente una información objetiva? ¿Es lo mismo objetividad e imparcialidad?
La objetividad periodística consiste en informar los hechos tal y como ocurren, de manera neutral. Con una perspectiva global. Pero, ¿esto es posible? No.

Todo lo que vemos e informamos está mezclado con nuestras intenciones, sentimientos, ideologías, creencias, conocimientos previos, etc. A esto llaman subjetividad. Todo lo que aprendemos y comunicamos está envuelto y mesclado por nuestra subjetividad. Además, ningún ser humano, por más profesional que sea, puede ver, entender e informar la realidad global de un hecho desde todos los enfoques posibles. Por eso, la objetividad (como neutralidad) es un privilegio de los ángeles, dioses y demonios, pero inalcanzable para los humanos. En otras palabras, la objetividad en la información no es más que la subjetividad (su verdad) de quién informa. Y, quienes tienen el poder de dominación imponen a los pueblos sus mentiras e intereses, como verdades y noticias objetivas.
¿Por qué será que  los diferentes medios empresariales de información, que se autodenominan objetivos, no dicen nada o dicen poco sobre las alternativas y soluciones a nuestras problemáticas sociales.

La materialización de las falacias del mito del periodismo neutral y objetivo. No es verdad es la mentira y el egoísmo insaciable de los empresarios o dueños del espacio radioeléctrico,  que  desde los medios  de comunicación. Ellos a través de sus monigotes como menciono Álvaro Vargas Llosa, deciden y dicen, no sólo qué es verdadero y bueno y qué es falso y malo, sino quiénes son los buenos y quiénes los malos. Lo lamentable es que nuestra ciudadanía ha asumido estas mentiras e intereses de los abanderados de la comunicación (los palacios, Delta, Lucar Mariátegui y el inefable Bayly,  como valores éticos medulares en su existencia cotidiana.

En los medios de comunicación escuchamos a muchos Periodistas que cambiaron los principios del periodismo para convertirse en ventrículos de los  grandes interés. Entonces transitaron de su  postura de periodistas y o comunicadores que defendían los derechos humanos y ahora se agarran de este mito periodístico. Diciendo que son neutrales. Claro porque ya vendieron su pluma al mejor postor.


El periodismo no nació para vender las mentiras de los patrones como verdades objetivas. Éstos son propagandistas. El periodismo surgió para liberar la palabra silenciada por los amos del mundo. En este sentido, ningún periodismo es neutral. El o la periodista siempre es un apasionado por la vida, por las víctimas y por la Tierra. En consecuencia, responde por la vida, y en último caso con su vida. ¡No exijamos neutralidad periodística y objetiva, exijamos honestidad periodística!.