Muchas mujeres, aún en estos tiempos, temen decir qué les gusta o disgusta en la intimidad, por el temor de ser mal vistas o tomadas como “chicas experimentadas”. Pocas son las mujeres que conocen su cuerpo y saben qué les produce placer y que les desagrada. Mucho menos expresarlo por temor al que dirán.
Por el tipo de educación sexual que hemos recibido y que aún existe, como por ejemplo: desinformación sobre el tema, falta de diálogo entre padres e hijos, entre las parejas, desconocimiento por parte de la mujer de sus zonas más sensibles y vergüenza de hablar sobre ellas. Por esa razón, muchas mujeres repiten modelos de conducta o copian algunas expresiones que confunden al varón, pero sobretodo a ellas mismas.
En realidad, el orgasmo en la mujer es provocado por un conjunto de estímulos que se producen en las zonas llamadas erógenas, como son los labios menores, las paredes de la vagina y el clítoris entre otros. Pero también existen otras que cada mujer reconoce como propias: el cuello o las caricias en la espalda, por ejemplo.
El orgasmo es la máxima expresión de placer (clímax) y para que se produzca tiene que haber en primer lugar deseo y un nivel de excitación sexual, que produce una respuesta del organismo, como: aumento de la secreción vaginal (lubricación), respiración acelerada que se puede expresar con exhalaciones cortas y rápidas.
Cada mujer lo vive y expresa de manera diferente. El disfrutar de la sexualidad a través del orgasmo es un derecho de todos los seres vivos, sea varón o mujer. Y no hay porque sentirnos avergonzados por ello.
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