Los celos son hasta cierto punto sentimientos normales que surgen en una pareja y constituyen uno de los temas que se necesitan hablar abiertamente. Es importante recordar que hasta aquellas personas que se sienten felices y bien con sus compañeros, ocasionalmente podrían sentir celos. Los celos no tienen porque amenazar la estabilidad de la relación, ni son una señal de que hay problemas en la pareja.
EL problema, llega cuando los celos se salen del control y se transforman en sentimientos de posesión y pueden ser dañinos para la pareja. Entonces se hace necesario ver qué se “esconde” debajo de esta emoción tan intensa y negativa. Los celos posesivos hablan de inseguridades y dudas personales, de un temor constante a ser abandonado. Asimismo, implican sentimientos de intensa angustia, de amenaza, fantasías de rechazo y usualmente van acompañados de ira y acusaciones irracionales hacia la otra persona.
Uno de los problemas con los “celosos” es que no toman responsabilidad por cambiar este comportamiento, ya que sienten que la obsesión con el tema está perfectamente justificada.
Cuando los celos han escalado a una situación que trae tensión y que amenaza la estabilidad de la pareja, se debe confrontar el problema. La persona “celosa” tiene que animarse a ver y hablar con su pareja sobre las angustias, miedos de abandono y sentimientos dolorosos que se esconden detrás de los celos. Si alguien se sintiera víctima de los celos descontrolados de su pareja, debe tratar de no caer en la trampa de contestar preguntas irrazonables. Si siente que no hay esperanza al cambio, la consulta con un psicoterapeuta o consejero psicológico es recomendable.
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