Las diferentes maneras en las que nos enfrentamos a una ruptura son innumerables, tantas como personas y motivos existen para dejarlo. Bien es cierto que uno no se enfrenta de la misma manera a este difícil momento cuando llega el fin del primer amor de verano en la adolescencia, que cuando a lo que se pone fin es a varios años de convivencia. Sin embargo, sea como fuere, siempre, por lo menos a una de las partes, le va a tocar sufrir.
La etapa post-ruptura contiene diferentes fases. En un primer momento, parece que todo desaparece, que ya nada tiene sentido sin la otra persona. Poco a poco, la nueva situación se va asimilando y se comienza a percibir la posibilidad de que haya luz al final del túnel. Después, nos vamos acostumbrando a las nuevas circunstancias en las que nos encontramos y los llantos y lamentos por la pérdida dejan paso a un interrogante: ¿y ahora qué?
Pero poco a poco, las aguas van volviendo a su cauce y la situación se normaliza. Todo es cuestión de tiempo. Y de apoyos. El contar con un grupo de personas (si es reducido, pero de mucha confianza, mejor que mejor) a nuestro alrededor, será muy útil para poder superar los duros momentos a los que nos tendremos que enfrentar.
No sólo vamos a necesitar un hombro sobre el que llorar, sino buenos consejeros que nos muestren la realidad tan y como es, que no nos digan sólo lo que queremos oír, sino lo que debemos, que sepan ponerse en nuestra situación pero que tengan la suficiente perspectiva como para ver las cosas con distancia. Que nos distraigan, pero que no nos inciten a poner “parches” a nuestros sentimientos en vez de procurar cortar el problema de raíz. Además, será bueno que, con la distancia que sólo el tiempo puede dar, sepamos quedarnos con la parte positiva de lo pasó.
Se recomienda también que retomemos antiguos hábitos que habíamos dejado aparcados, que viajemos, que intentemos conocer a gente nueva y que volvamos a buscarnos a nosotros mismos. Y es que, una mala experiencia sentimental no tiene porque significar que le cerremos, definitivamente, las puertas al amor.
Si tienes alguna duda visita nuestra página: www.nosedesexo.com o llámanos a la línea gratuita 0800 70626 de Lunes a Sábado de 8am a 8pm.
La etapa post-ruptura contiene diferentes fases. En un primer momento, parece que todo desaparece, que ya nada tiene sentido sin la otra persona. Poco a poco, la nueva situación se va asimilando y se comienza a percibir la posibilidad de que haya luz al final del túnel. Después, nos vamos acostumbrando a las nuevas circunstancias en las que nos encontramos y los llantos y lamentos por la pérdida dejan paso a un interrogante: ¿y ahora qué?
Pero poco a poco, las aguas van volviendo a su cauce y la situación se normaliza. Todo es cuestión de tiempo. Y de apoyos. El contar con un grupo de personas (si es reducido, pero de mucha confianza, mejor que mejor) a nuestro alrededor, será muy útil para poder superar los duros momentos a los que nos tendremos que enfrentar.
No sólo vamos a necesitar un hombro sobre el que llorar, sino buenos consejeros que nos muestren la realidad tan y como es, que no nos digan sólo lo que queremos oír, sino lo que debemos, que sepan ponerse en nuestra situación pero que tengan la suficiente perspectiva como para ver las cosas con distancia. Que nos distraigan, pero que no nos inciten a poner “parches” a nuestros sentimientos en vez de procurar cortar el problema de raíz. Además, será bueno que, con la distancia que sólo el tiempo puede dar, sepamos quedarnos con la parte positiva de lo pasó.
Se recomienda también que retomemos antiguos hábitos que habíamos dejado aparcados, que viajemos, que intentemos conocer a gente nueva y que volvamos a buscarnos a nosotros mismos. Y es que, una mala experiencia sentimental no tiene porque significar que le cerremos, definitivamente, las puertas al amor.
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