La adolescencia representa un período especialmente delicado y, sobre todo, individual. Es una etapa nada fácil para padres, ni para el entorno mucho menos para el adolescente mismo. Hay que recordar que cada persona es un sujeto diferente. Es una etapa con cambios que resultan bastante significativos en el desarrollo de la persona. Y es necesario tener en claro que son de gran relevancia el entorno social y sus normas, así como los distintos modos que se empleen para afrontar y resolver los conflictos propios del desarrollo.
Existe una gran variabilidad en el desarrollo en chicos y chicas de la misma edad. Se podría decir que en un mismo grupo −en términos de homogeneidad− conviven chicos y chicas de aspecto completamente aniñado, con aquellos adolescentes con características sexuales secundarias plenamente evidentes: vello púbico, cambio de voz, senos desarrollados, menstruación.... Las hormonas, tanto en chicas como en chicos, causan los cambios sexuales secundarios.
En cuanto a los cambios psico-sexuales, surge un interés por el atractivo físico del otro. También se genera un interés por cuidar y resaltar el propio atractivo. Se afianza la tendencia a la relación y al vínculo con determinadas personas. El cuerpo toma la función psicológica del impulso sexual. Se busca expresar el mundo emocional a través de los sentidos. Y así, aparecen conductas tendentes a obtener placer a través de la autoestimulación y en relación con otras personas.
Nada más importante en esta etapa que respetar la independencia del adolescente, pero sobretodo el establecimiento de una confianza y comunicación familiar. El adolescente debe entender y saber que su familia lo entiende, lo apoya, pero que sobre todas las cosas respeta su espacio. No se debe reprimir a un adolescente y nada mejor que el diálogo para conocer qué piensa y que busca de la vida. Ya no es un niño y se está preparando para ser adulto por lo que es importante respetar su búsqueda de autonomía.
Existe una gran variabilidad en el desarrollo en chicos y chicas de la misma edad. Se podría decir que en un mismo grupo −en términos de homogeneidad− conviven chicos y chicas de aspecto completamente aniñado, con aquellos adolescentes con características sexuales secundarias plenamente evidentes: vello púbico, cambio de voz, senos desarrollados, menstruación.... Las hormonas, tanto en chicas como en chicos, causan los cambios sexuales secundarios.
En cuanto a los cambios psico-sexuales, surge un interés por el atractivo físico del otro. También se genera un interés por cuidar y resaltar el propio atractivo. Se afianza la tendencia a la relación y al vínculo con determinadas personas. El cuerpo toma la función psicológica del impulso sexual. Se busca expresar el mundo emocional a través de los sentidos. Y así, aparecen conductas tendentes a obtener placer a través de la autoestimulación y en relación con otras personas.
Nada más importante en esta etapa que respetar la independencia del adolescente, pero sobretodo el establecimiento de una confianza y comunicación familiar. El adolescente debe entender y saber que su familia lo entiende, lo apoya, pero que sobre todas las cosas respeta su espacio. No se debe reprimir a un adolescente y nada mejor que el diálogo para conocer qué piensa y que busca de la vida. Ya no es un niño y se está preparando para ser adulto por lo que es importante respetar su búsqueda de autonomía.
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