lunes, 14 de enero de 2013

LA MASTURBACION INFANTIL


La auto estimulación de los genitales, término elegante de la conocida masturbación, ha sido por generaciones relacionada con situaciones negativas y hasta con el desarrollo de enfermedades como la esterilidad, el acné, el retardo mental, la fatiga física y la aparición de pelos en las manos. Es obvio que nada de esto es real por el contrario es absolutamente normal.
La búsqueda de placer mediante la auto estimulación genital es un proceso normal y forma parte del desarrollo psicosexual del ser humano. Se trata de una etapa más del proceso madurativo del bebé que tiene lugar entre  los 2 y los 4 años de edad.

Los bebés experimentan sensaciones naturales placenteras con el rozamiento de sus genitales con el pañal u otra superficie, y esto es tan espontáneo como la necesidad de comer, dormir o defecar. Es normal que el bebé busque elementos de rozamiento, en respuesta a un llamado natural de su cuerpo, sin que exista fantasía sexual, como ocurre en el adolescente o el adulto. Es frecuente descubrir a los niños tocándose con placer, sin ningún disimulo, expresando gran concentración, realizando movimientos de hamaca, que los conduce a ponerse colorados y hasta transpirar profusamente.
Lo más sano y adecuado es NO reprimir, cuidar que no se dañen físicamente y acompañarlos en este proceso, demostrando permanentemente afecto, comprensión y paciencia.
Deben observar sin mirar, evitando miradas, gestos o palabras de desaprobación. Fundamentalmente tomar conciencia de que la etapa genital del bebé es tan natural como la oral o la anal. Si lo hace en público, intenten atrapar su atención hacia otro estímulo y poco a poco, con ternura y mucha paciencia explicar que ese juego corresponde al ámbito privado, del mismo modo que más adelante llegará a comprender que ir al baño también es un acto íntimo.

Toda actitud represiva o intimidatoria provocará desconcierto en el bebé, que sentirá miedo y quizás manifieste agresión, al no comprender el por qué de la desaprobación de un acto placentero para él. La represión podría conducir a que en el futuro, siendo adulto, relacione al sexo con la violencia o lo prohibido y lo viva con culpa.
Los papás deben estar atentos a la actitud de los abuelitos u otras personas en contacto frecuente con el bebé, ya que nadie debe intervenir o reprimir estas actitudes.

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